Orden y patria is to Mainstream! (Golpiza dentro de un bus de carabineros)
Uno de los carros gaseó a la multitud, y en ese momento mi hermano comenzó a sacar fotos para dejar registro de lo que ahí sucedía: un detenido, alguna arbitrariedad, alguna brutalidad, cosas cotidianas que el gobierno llama “restablecer el orden”, como si la violencia fuera parte de nuestro orden: acaso así sea, y más que eufemismo la frase sea una prueba de sinceridad.
Además de su cámara mi hermano llevaba dos tarjetas de árbitro: una amarilla y otra roja, como en el fútbol. Un juego.
Mostrar una tarjeta roja bastó para que el carro lanza aguas dirigiera un chorro sobre su cabeza. Resbaló, se desorientó, y mientras trataba de volver en sí vio como un piquete de seis carabineros de fuerzas especiales se dirigían a él. Se puso de pie. Trataron de someterlo y mi hermano forcejeó. Mientras un carabinero le apretaba el cuello los otros le hacían zancadillas y trataban de quitarle su cámara. Mi hermano mide 1,70 metros y es corpulento. Pero seis carabineros de fuerzas especiales es un exceso. Lo levantaron tomándolo de sus brazos y piernas y lo subieron al bus. ¿Por qué arrancar? En su ingenuidad su mayor preocupación era la cámara, que no era de él.
No sabía que en del bus lo iban a torturar. Arriba sólo habían carabineros, ningún civil. Lo tiraron al suelo y recibió golpes de pies y manos de todos los carabineros que subieron con él. La cámara se la quitaron y la destruyeron a machacazos. La memoria flash donde se guardan las fotos digitales se la quedó uno de los carabineros. Mi hermano fue valiente: no quería entregar la cámara, así que mientras lo pateaban uno de los carabineros tomó su cabeza entre sus manos y le aplicó presión en los ojos, hasta dejarlo semi inconsciente.
Mientras recibía esta paliza los carabineros gozaban. Lo humillaron por salir a marchar. Le dijeron: ¿no te gusta salir a marchar? Luego lo amenazaron: le dijeron te vamos a matar. Se lo dijeron varias veces mientras lo molían. Le dijeron si te vemos de nuevo en la calle te vamos a matar. Te vamos a reventar, oíste, ¿no te gusta salir a marchar? Mi hermano ya no sentía los golpes y sólo pensaba en que no podía ser: ¿acaso en realidad lo iban a matar? Les pidió por favor que no le pegaran más, les pidió que ya no más. Pero aún siguieron unos momentos. Después de un rato se cansaron y la golpiza terminó.
Las personas afuera del bus escuchaban los golpes adentro y comenzaron a gritar: ¡le están pegando!, ¿quién es, alguien sabe quién es? ¿cuál es tu nombre? ¿cuál es tu RUT?. Mi hermano recuerda haberlos escuchado pero no podía hablar, sólo atinaba a defenderse, a cubrirse de las botas, los puños, los palos. Hay una grabación de lo que parece ser el bus donde estaba mi hermano (http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20110809/pags/20110809160745.html?fb_comment_id=fbc_10150335913195743_18526108_10150336950935743&ref=notif¬if_t=open_graph_comment#f3bb6acfbb4f8d )
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