Por qué tomamos malas decisiones cuando estamos enamorados
Si alguna vez estuviste enamorado/a y sentiste como que alguien plantaba una bandera en tu cabeza y decía: de ahora en más aquí mando yo, créeme que te entiendo. En un acercamiento hacia algunos de los responsables químicos de nuestro comportamiento extraño, nos preguntamos por qué tomamos malas decisiones cuando estamos enamorados y nos aliviamos un poco. O no.
El polémico pero no menos virtuoso Yukio Mishima escribió que cuando nos convencemos de que al enamorarnos nos volvemos tremendamente vulnerables, la idea de haber vivido hasta entonces sin conocer esta verdad nos hace estremecernos. Por esta razón -continúa-, el amor vuelve virtuosas a ciertas personas. Y tenía razón el japonés, pues quienes hemos vivido este estado podemos dar cuenta que el enamoramiento es la sensación de encantamiento por excelencia, la ilusión de la perfección del otro que nos doblega hacia la sumisión ante lo irracional, la predisposición indolente a los errores y también la causa suplementaria de los mismos. Pero este no es el relato nostálgico de un corazón roto que va por la avenida pateando latitas, sino el tópico en el que se centraron algunos estudios que trataban de comprender por qué tomamos malas decisiones cuando estamos enamorados.
La química del amor
Fuera de los subtítulos que podrían servir para bautizar a una novela colombiana y de las geometrías edulcoradas del corazón como fuente de amor, cuando nos gusta otra persona nuestro cuerpo crea un estado mental alterado al liberar varias sustancias químicas en proporciones anormales. Mientras que tu personalidad es algo más que la suma total de los productos químicos liberados en tu cuerpo, nuestro cerebro se ve afectado y nuestras acciones y percepciones se transforman temporalmente. Para ser más específicos, algunos de los químicos más potentes en la alteración de nuestro estado mental cuando estamos enamorados fueron detectados y especificados. Por ejemplo, cuando estamos en contacto con la persona que nos gusta, el cuerpo libera adrenalina. La adrenalina es conocida como la sustancia que hace que nuestro corazón se acelere y se oxigene más la sangre poniendo a nuestro cuerpo en un estado de alerta que nos dará una capacidad de reacción más inmediata. A su vez, la adrenalina aumenta la tensión y los niveles de estrés, mientras que produce la liberación de Dopamina y Endorfinas.
La dopamina hace que nos obtengamos más placer de una situación, pero también viene acompañado de una leve exaltación y una sensación de mareo constante. Responsables de los estímulos de recompensa, la dopamina es la que hará que una actividad o acción se transforme en hábito. En las relaciones románticas, la dopamina te recompensa por estar con la persona de la cual estás enamorado/a, pero sin tomar en cuenta si estando con ella estás realizando una buena o mala acción en términos de consecuencias. La serotonina es otro químico culpable, pues la falta del mismo es la que nos hace sentir que extrañamos a alguien o a algo, pues es uno de los mayores responsables en las adicciones a las drogas o en los síndromes obsesivos-compulsivos.
Siguiendo con este repaso de la cruda realidad del estar drogado enamorado, la testosterona es otro químico que se pone a circular y afecta a ambos sexos, pues varios estudios indicaron que los hombres con altos niveles de la misma se sentían atraídos por mujeres con rasgos femeninos muy marcados, mientras que las mujeres se sentían más atraídas por hombres con altos niveles de testosterona. Como consecuencia, el estrógeno afecta a las mujeres en su atracción por los hombres, ya que el estrógeno de una mujer ovulando incrementaba la producción de testosterona en los hombres cuando era detectado a través del olfato, por ejemplo. Como ves, cuando te sientes atraído/atraída por alguien, sin importar tu orientación sexual, tu cerebro se ve alterado y con el ordenador biológico en una montaña rusa química, nos esperes comportamientos normales y buenas decisiones todo el tiempo.
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