Impactantes resultados de investigación realizada por la UA, asocia altas concentraciones de estos químicos a malformaciones y problemas neurológicos.
Determinar la distribución de elementos trazas esenciales y no esenciales o metales pesados en matrices placentarias humanas, fue el objetivo general de una investigación en la que participaron científicos y profesionales de la Universidad de Antofagasta, dirigidos por el profesor Domingo Román Silva del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Básicas de la UA.
En este estudio, los investigadores se refieren a la presencia de metales pesados en el ambiente de la Región de Antofagasta y el riesgo para el desarrollo intrauterino saludable de niños en gestación.
“En particular estudiamos la presencia de metales pesados como cromo, níquel, mercurio, plomo, arsénico y selenio. Este último es considerado el elemento esencial más tóxico.
Detalles
El trabajo consideró a las placentas y cordones umbilicales de recién nacidos normales y con malformaciones de la Región de Antofagasta, encontrando las mayores concentraciones (de estos metales), los cuales fueron traspasados al feto por la madre”, explicó el académico.
Si bien los problemas causados por el arsénico en la región ya son conocidos, el profesor Román hace hincapié también en la peligrosidad del plomo y mercurio. El primero de los nombrados, en principio afecta los huesos de los niños en crecimiento, y después “alcanza al cerebro atravesando las membranas neuronales, provocando hiperactividad, deficiencia intelectual, agresividad e incluso tendencias suicidas.
Por su parte, el mercurio, causa malformaciones, afectando principalmente el desarrollo neuronal, siendo además una de las causas de autismo”.
Matrices
Las placentas y cordones umbilicales son matrices biológicas “testigos del desarrollo intrauterino del feto”, por lo tanto, las concentraciones de los elementos traza esenciales y no esenciales o metales pesados, reflejan de alguna manera las condiciones ambientales a que las madres estuvieron expuestas en los correspondientes períodos de gestación. En otras palabras, las placentas y cordones umbilicales son biomarcadores que dan cuenta de la presencia de estos metales en el ambiente a que estuvo expuesta la madre.
Las muestras fueron tomadas por profesionales del Departamento de Obstetricia de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Antofagasta, dirigidos por la académica Lila Vergara, quienes recolectaron las muestras -con autorización de las madres- en partos ocurridos en el Hospital Regional, éstas fueron derivadas al Laboratorio de Química BioInorgánica y Analítica Ambiental de la misma universidad.
Malformaciones
Además, mediante un cuestionario demográfico se levantó información de variables geomédicas y condicionales de las madres.
Una de las conclusiones, señala el profesor Domingo Román, fue descubrir que la mayor cantidad de metales pesados se encontraron en el cordón umbilical, por lo que pasaron a la criatura en gestación, para lo cual tuvieron que previamente atravesar las membranas placentarias.
La presencia de estos metales estaría asociada a diversas malformaciones en los recién nacidos, tales como hipoplacia en las manos, tumores abdominales, tumores gigantes retroperitoniales, labios fisurados, hidrocefalia, polimalformaciones, síndrome de Down, entre otras.
Revelador
Los datos son reveladores, pues los cordones umbilicales de los niños con malformaciones presentaron 30 veces más mercurio que los cordones de los recién nacidos normales.
“También los resultados indican que en esta misma matriz los cordones umbilicales de los niños con malformaciones presentaron 20 veces más selenio que los cordones de los recién nacidos normales, lo cual implica que al igual que en especies no humanas, también se presentaría la relación antagonista entre mercurio y selenio, es decir, que los efectos tóxicos de Hg son fuertemente dependientes del estatus de Se. El Selenio es un antioxidante muy potente que actúa como cofactor de la enzima anti oxidante Glutatión Peroxidasa”, explicó el profesor de la UA.
Colegio Médico
Ante el estudio, el presidente del Colegio Médico, Doctor Aliro Bolados es claro: “Esto no es extraño pues Antofagasta ha soportado por largo tiempo los problemas derivados de la contaminación industrial”.
Explicó que desde hace un tiempo se vienen desarrollando estudios que han detectado trazas de metales pesados en exámenes de placenta, y esto implica que en algún momento las personas estuvieron en contacto.
Afirmó que la consecuencia para los niños es neurológica y se evidencia en déficit atencional, principalmente, y problemas de autismo, además de una serie otras complicaciones que son fundamentalmente del tipo neurológico.
Ante esto, llamó a la comunidad a tomar conciencia que la contaminación es un tema no resuelto en la ciudad y a la vez, que las empresas que desarrollan sus actividades en la zona no deben contaminar ningún lugar.
“Aunque estemos en el desierto igualmente deben ser manejados todos los contaminantes bajo las normas de seguridad adecuada”, concluyó el galeno.
Exposición y Ambiente
La presencia de los principales elementos traza esenciales (Mn, Fe, Co, Cu, Zn) como la de metales pesados en la placenta y cordón umbilical de los recién nacidos normales y malformados, dependen de la exposición ambiental a que la madre estuvo expuesta, particularmente durante el embarazo.
En el caso de la Región de Antofagasta, varios de estos metales pesados están en el ambiente debido a que forman parte de la geología de la roca madre de los suelos y, por lo tanto, son levantados por la actividad minera de la zona. Sin embargo, también provienen desde emisiones de fundiciones, cementeras, plantas termoeléctricas, plantas de ácido sulfúrico, transporte de concentrados polimetálicos, entre otros.
Estos persistentes agentes contaminantes pueden ser movilizados por factores naturales a zonas alejadas de las fuentes de emisión, enrareciendo la atmósfera respirable, para finalmente ser depositados por inmisión en los suelos y cuerpos de agua.
Faltan Normas
Es claro que las normativas ambientales de Chile son insuficientes o en algunos casos inexistentes. Así, el profesor Román sostiene que en el caso de la contaminación del aire, además del material particulado respirable, conocido como PM10, sólo existen valores guías límites para el plomo, arsénico y el anhídrido sulfuroso, no considerándose a otros metales pesados muy dañinos para la calidad de vida de las personas y animales.
“En nuestro laboratorio tenemos la capacidad tecnológica y humana para medir y racionalizar científicamente estos resultados. Lamentablemente, por la vieja competencia entre los costos y los beneficios, en torno a este tipo de investigaciones se provocan artificiosamente controversias, desvirtuándose el objetivo altruista de los científicos, con el fin de que en las instancias que corresponda, se propongan y realicen acciones concretas para resolver este típico problema de país subdesarrollado”, manifestó el investigador de la UA.
Normas de Suelo
En Chile, el suelo no es considerado un recurso medio ambiental como ocurre en países desarrollados, donde se le considera como un componente vital de los ciclos biogeoquímicos.
En la ciudad industrial y portuaria de Antofagasta donde cada día se construye más hacia los extremos, utilizando terrenos donde podrían haber antiguos pasivos ambientales, nunca se ha medido si son ambientalmente aptos para ello, es decir, si estos suelos presentan niveles peligrosos de metales pesados.
En otras palabras, ¿sabe quien compra una propiedad si esa casa fue construida en un terreno contaminando?, el académico de la UA es claro.
“No tenemos normas de calidad de suelos objetivos, los suelos pueden tener distintos usos, como por ejemplo, ser sólo aptos para actividades industriales, para parques recreacionales, uso agrícola, comunitario o habitacionales. Las normas de este tipo en EEUU y Europa dicen que se deben analizar los primeros 20 centímetros del suelo (top soil) para que de acuerdo a ello se pueda decidir qué tipo de uso se les puede dar”, concluyó
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