Testimonio de un desertor: “La diferencia entre Corea del Sur y del Norte es la diferencia entre el cielo y el infierno”
A pesar de que el alojamiento de Ji Seong Ho en Seúl es muy modesto, sigue estando a un abismo de distancia de la vida que durante 29 años tuvo en Corea del Norte. Hasta que consiguió huir entre la oscuridad.
En la casa de Ji Seong Ho únicamente hay espacio para sus libros de texto, un poco de ropa y un colchón. Comparte un cuarto de baño y la ducha con los vecinos, y su único utensilio de cocina es una olla para cocer arroz.
A pesar de que su estrecho alojamiento en el centro de Seúl es modesto, sigue estando a un abismo de distancia de la vida que durante 29 años tuvo en Corea del Norte hasta que huyó en 2006 al amparo de la oscuridad.
Seis meses después, tras un viaje de 6.000 millas (9.656 km) que le llevó a través de China, Tailandia, Laos y Taiwán, culminó el peligroso viaje que muchos de sus compatriotas intentan, sólo para morir en el camino o para caer en manos de las poco comprensivas autoridades chinas.
Sin embargo, cada vez más y más norcoreanos están dispuestos a asumir riesgos, cuando huyen del hambre y la opresión en busca de una nueva vida en Corea del Sur, donde su nueva libertad se ve empañada por la discriminación, los problemas de salud mental y las dificultades financieras.
En torno al 12%, la tasa de desempleo entre los desertores es mucho más alta que la del 3,4% de los surcoreanos.
Las personas que trabajan ganan mucho menos que sus homólogos del Sur, a pesar de los subsidios del Gobierno y de tres meses de formación de reasentamiento obligatoria, según la Fundación de Refugiados Norcoreanos afiliada al Gobierno.
Aun así, una encuesta reciente del Gobierno reveló que siete de cada 10 adultos desertores están satisfechos con la vida en el Sur, y sólo un 4,8 por ciento manifestó que estaba insatisfecho o muy insatisfecho, según la encuesta del Ministerio de Unificación.
Alrededor de la mitad de los encuestados dejó el Norte debido a la escasez de alimentos, mientras que el 31 por ciento dijo que llegó al Sur en busca de libertad.
Un poco más de un cuarto huyó debido al sistema político de Corea del Norte.
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