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Estudio afirma que adolescentes que fuman marihuana están más expuestos al fracaso escolar

Yasmín (CC) Flickr

Los adolescentes que fuman regularmente marihuana estarían mucho más expuestos al fracaso escolar que los otros, según los resultados de una investigación publicados el miércoles en la revista médica The Lancet Psychiatry.

Los adolescentes de menos de 17 años de edad que fuman cannabis todos los días tienen 60% más de riesgos de no terminar sus estudios secundarios que los que no fumaron nunca marihuana.

Asimismo, los que fuman diariamente esa substancia tienen siete veces más riesgos de cometer una tentativa de suicidio, y ocho veces más de riesgos de utilizar otras drogas posteriormente, según el estudio.

“Estos resultados caen en el momento oportuno ya que varios Estados norteamericanos y países de América Latina tomaron el camino de la despenalización del cannabis, lo que podría tornar más fácil para los jóvenes el acceso a esa droga”, sostuvo Richard Mattick, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), uno de los autores de la investigación.

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Identifican un mecanismo que provoca psicosis y esquizofrenia por el abuso de cannabis

Han descubierto que el consumo excesivo de esta sustancia rompe el equilibrio en la transmisión de glutamato y dopamina en el cerebro.

El consumo de cannabis puede producir alteraciones del sistema nervioso comparables a la psicosis y la esquizofrenia.

SINC 2014-05-27

Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un mecanismo por el que el abuso del consumo de cannabis puede producir alteraciones del sistema nervioso comparables a la psicosis y la esquizofrenia. Su hallazgo ayuda a comprender la forma en que esta sustancia acarrea efectos negativos, especialmente entre los más jóvenes, cuyo sistema nervioso se encuentra en fase de maduración.

El trabajo, dirigido por el investigador Javier Garzón Niño, del Instituto Cajal, indica que ciertas anomalías en la neurotransmisión de glutamato y dopamina, cuando coinciden en determinadas áreas del cerebro, se manifiestan en alteraciones de la conducta que se reconocen como esquizofrenia. El estudio de alteraciones genéticas y epigenéticas ha descartado las alteraciones del desarrollo del sistema nervioso como causa principal de la esquizofrenia.

Según el conocimiento científico, la esquizofrenia está provocada por una disfunción de un receptor del glutamato: el NMDAR. Esto produce un aumento en la transmisión de dopamina, típico de la psicosis y de la esquizofrenia. También existen factores hereditariosque determinan que unos individuos sean más vulnerables a padecer esta enfermedad. Sin embargo, factores ambientales o malos hábitos pueden acelerar su aparición o aumentar su impacto.

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(ATENCION) Internan a dos mujeres por “mal de la vaca loca” en Hospital Regional de Concepción

Este lunes se confirmó que dos mujeres se encuentran internadas en el Hospital Regional de Concepción por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, más conocida como el “mal de la vaca loca”.

Las pacientes, quienes son mayores de edad, se encuentran en el hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción.

Anteriormente, Radio Bío Bío había dado a conocer el caso de dos personas de la provincia del Bío Bío que estaban aquejadas por este mal, siendo una de ellas dado de alta mientras que la otra falleció.

Se espera que en las próximas horas haya un pronunciamiento oficial respecto a esta situación.

Cabe mencionar que esta enfermedad es degenerativa, ataca el cerebro, la médula espinal y el sistema nervioso, produce alteración de la marcha y trastorno del sueño, entre otras cosas, y causa la muerte, ya que no existe tratamiento.

Familia prueba vivir un año sin azúcar y se sorprende con los resultados

Entre otras cosas descubrieron que prácticamente todos los alimentos, incluso los más insospechados, contienen ese carbohidrato.

“¡Cuidado! El azúcar se esconde en los lugares más inesperados” es la principal advertencia que Eve O. Schaub hace luego de realizar un experimento junto a su familia, que básicamente consistió en intentar alimentarse durante un año completo sin ese carbohidrato o con el mínimo de él.

Eve plasmó su experiencia, la de su marido y la de sus dos hijas de 9 y 13 años en el libro “Year of no sugar” (“Un año sin azúcar”), que fue publicado el pasado 8 de abril y que muestra los inesperados efectos que tuvo para ellos eliminarla de su dieta.

El primer descubrimiento de Eve y su familia fue que el azúcar tiene “variados rostros”, que se esconden detrás de diferentes nombres como sacarosa; azúcar morena, de caña o de remolacha; impalpable o en polvo; jarabe de maíz alto en fructosa; miel y agave, entre otros.

Asimismo, pudieron percatarse de que prácticamente todos los alimentos contienen azúcar, incluso los más insospechados como el tocino, las galletas de cóctel, los aliños para ensaladas, las salsas de tomates, las sopas, las comidas de guagua, los condimentos, el pan envasado, la mayonesa y un largo etcétera.

“Los fabricantes la utilizan porque mejora el sabor de los productos, es un eficaz conservante y es barata, pero tenemos el derecho de saber si nos estamos envenenando a nosotros mismos”, explicó Eve al “Daily Mail”.

En una entrevista publicada por “The Huffington Post”, Eve relató que tuvo la idea de realizar el experimento en 2011, luego de ver un video en el que un endocrinólogo infantil hablaba sobre el azúcar y sus efectos en el organismo. “Durante muchos días después no podía dejar de pensar en ello. Dondequiera que iba veía azúcar (…) Me acerqué a mi marido y le dije que quería intentar comer sin azúcar añadida durante un año (…) Él fue un gran apoyo”, relató.

Sin embargo, no ocurrió lo mismo con sus hijas, sobre todo con la mayor y es por eso que Eve la animó a llevar un diario. “Sabía que habría un montón de veces en que estaría enojada conmigo y que no querría hablarme. En el diario ella podría sacar esas emociones afuera”, dijo.

Respecto a los efectos que tuvo el sacar el azúcar de la dieta, Eve señaló que lo más sorprendente fue que ninguno de los miembros de la familia bajó de peso y que su cuerpo comenzó a funcionar mejor, lo que verificó en la “precisión de reloj suizo” que tenía su digestión.

Asimismo, su sentido del gusto empezó a modificarse. “Las cosas dulces comenzaron a tener un sabor diferente, casi repelente. Cosas que normalmente se veían muy atractivas, se veían obscenas y repugnantes”, contó.

Agregó que notó mejoras en su deseo sexual, patrones de sueño y humor, así como también en sus niveles de energía y salud. “Nos sentíamos más saludables, parecía que nos enfermábamos menos, que nos mejorábamos más rápido o que los resfríos eran más leves. Mis hijas faltaron significativamente menos al colegio”, aseguró.

Cuando el experimento terminó, la noche de Año Nuevo de 2012, la idea era que la familia continuara con sus antiguas costumbres, pero fue algo difícil de lograr. “Definitivamente hemos conservado los paladares mucho más sensibles (…) Pasé de ser alguien a quien le gustaría un gran trozo de torta, a alguien que preferiría un sutil sorbete de fruta”, explicó.

Eve aclaró que el objetivo de su libro es que las personas estén más atentas a los productos que contienen azúcar y así puedan tomar sus propias decisiones. “Tenía muchas ganas de que el libro fuera atractivo y fácil de leer. No soy doctora, no soy nutricionista. Soy una mamá que decidió emprender una aventura”, afirmó.

Estudio afirma que el consumo moderado de alcohol también es perjudicial para la salud

La investigación desafía la idea de los beneficios cardiovasculares de la ingesta moderada de alcohol, afirmando que incluso puede reducir la producción de neuronas.

Este hallazgo, que aparece publicado en la revista “Neurology”, contradice algunos estudios que sugerían que el consumo moderado de alcohol podía tener efectos positivos para la salud.

Tal como señalan los investigadores, el problema es que hay una división muy tenue entre beber moderadamente con regularidad y beber en exceso sólo ciertos días a la semana, y mucha gente no parece distinguir entre estas dos prácticas de riesgo.

Beber poco durante la semana pero mucho los fines de semana puede provocar cambios en la estructura del cerebro, aseguran los investigadores. “El consumo moderado puede convertirse en consumo excesivo sin que la persona se dé cuenta”, ha explicado a la BBC Megan Anderson, quien dirigió el estudio.

“A corto plazo puede no haber problemas notables en las capacidades motoras o el funcionamiento general, pero a largo plazo este tipo de conducta puede tener efectos adversos en el aprendizaje y la memoria”, ha añadido.

Los científicos llevaron a cabo estudios con ratones a los cuales suministraron alcohol para alcanzar una concentración en la sangre de 0,08 por ciento (0,08 gramos de alcohol por cada 100 mililitros), el equivalente al límite legal para conducir en Estados Unidos y otros países.

Después de dos días llevaron a cabo pruebas para medir varias funciones mentales y motoras en los animales. “Este nivel de intoxicación no perjudicó las habilidades motoras o las funciones de ninguno de los sexos, y tampoco interfirió en el aprendizaje asociativo (el recuerdo de detalles de una situación particular) dos días después de haber bebido”, explican los investigadores.

Por lo tanto, el consumo moderado de alcohol “no perturbó los procesos básicos sensoriales, motores o de aprendizaje”.
Sin embargo, añaden, los resultados mostraron que incluso durante un periodo “relativamente corto” de consumo moderado de alcohol, hubo un impacto negativo en el cerebro: el número de neuronas que los animales produjeron en la región del hipocampo “se redujo en casi 40 por ciento”.

El hipocampo es la región del cerebro donde se producen nuevas neuronas y se sabe que es responsable de la capacidad de llevar a cabo nuevos aprendizajes.

“Si esta región de tu cerebro se ve afectada cada día durante muchos meses y años, eventualmente no serás capaz de aprender cómo llegar a un lugar nuevo o cómo aprender algo nuevo sobre tu vida”, ha concluido la doctora Anderson.

Los investigadores, de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, apuntan a que el problema es que hay una división muy tenue entre beber moderadamente con regularidad y beber en exceso sólo ciertos días a la semana, y muchas personas no parecen distinguir entre estas dos prácticas riesgosas.

El estudio incluso apunta que el consumo moderado de alcohol durante un periodo relativamente corto puede tener efectos profundos en la plasticidad estructural del cerebro.

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