¿Están Los Muertos Completamente Muertos? – Estudios Basicos de la Biblia
La muerte puede que sea el tema peor comprendido en el mundo de hoy. Para muchos el asunto está envuelto en un misterio y evoca sentimientos de temor, incertidumbre e incluso desesperación. Otros creen que sus amados difuntos, en realidad no han muerto, ¡sino que viven en otros lugares bajo diferentes condiciones! Algunos se confunden en cuanto a la relación de cuerpo, alma y espíritu. ¿Importa esto? Sí, muchísimo. Lo que usted crea acerca de la muerte tendrá un profundo impacto en lo que a usted le pueda suceder en el período del fin del mundo. Esta Guía de Estudio revelará lo que Dios dice sobre este tema. ¡Prepárese para aprender cosas que le harán abrir sus ojos!
1. En primer lugar, ¿cómo hemos llegado aquí?
“Entonces Jehová formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7).
Respuesta: En el principio Dios nos formó del polvo.
2. ¿Qué ocurre cuando una persona muere?
Entonces “el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7).
Respuesta: El polvo se convierte en polvo de nuevo, y el espíritu va de vuelta a Dios que lo dio. El espíritu de toda persona que fallece, sea buena o mala, regresa a Dios en el momento de la muerte.
No hay nada misterioso acerca del espíritu que regresa a Dios momento de la muerte. Es el aliento de vida.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EMPRENDER ACCIONES LEGALES PARA OBTENER JUSTICIA POR LOS PROPIOS DERECHOS? ¿CREYENTES EN EL JUICIO INVESTIGADOR?
Necesitaríamos estar mejor informados acerca del caso sobre el cual usted llama nuestra atención antes de darle nuestra opinión. Sí podemos recordarle el principio general que señala la Biblia en cuanto a este tema, a saber, que es claramente erróneo que un creyente «recurra a la justicia habitualmente a fin de ganar unas monedas» —según sus propias palabras— o un monto de dinero cualquiera. Creemos que el cristiano es llamado a comportarse en gracia para con todos los hombres, y si él anda en gracia, entonces no puede acudir a la ley para iniciar una demanda contra otros. Ambos cursos de acción son diametralmente opuestos.
Es muy triste ver a un hombre a quien se le perdonó una deuda de diez mil talentos, tomando del cuello a su prójimo por apenas cien denarios (Mateo 18:21-35). Debemos decir que no podemos dar mucho crédito por el cristianismo de este individuo. Pero, querido amigo, ¿no sería mejor, en todos estos casos, dirigirnos directamente a la persona y hablarle francamente, en amor?…
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