juan el bautista

Me tomo la molestia de agregarme a las respuestas de las personas anteriormente citadas (Hermano O. Coronado y Dr. A. Treiyer) para poner mi punto de vista en esto que está tomando un nuevo vuelco debido a las respuestas publicas. Me gustaría citar o dar un enfoque más laico al problema que se se viene gestando desde ya hace mucho dentro de muchas aulas o lugares de enseñanza adventista.

Mi persona no es un titulado, ni un doctor, tampoco un famoso compositor o un arreglista, sin embargo creo que cada laico en la promesa de ser llamado a un real sacerdocio tiene el derecho, el poder, mientras se humille frente al Señor para estudiar su palabra y los testimonios; la capacidad y suficiente erudición en un así dice Jehová.

Debo recordar que Juan el Bautista y Guillermo Miller no fueron educados en las universidades teológicas de su era y ciertamente este mundo les debe mucho. En el señor solo basta la humildad para aprender del Maestro y aun en el final de los tiempo esta la promesa de que “muchos dejarán el arado” y serán llamados a predicar la última amonestación final con gran poder cuando en el reloj del señor llegue el momento (3JT 369.2). Así fue en el nacimiento del movimiento y así será en el final del mismo puesto que Dios no cambia. Y como dijo: Lutero un simple plebe con la Biblia es más que concilios, papas y autoridades.

Encomendado a la sagrada promesa descrita, me veo con la suficiente prestancia para poder responder desde la mirada de un miembro laico normal, de una congregación normal, que ha mirado el adventismo en estos últimos 12 años.

Quizás no seré tan elocuente pero tratare de ser neutral rescatando algunos dichos aun de Núñez e Himnovasion sin intentar Satanizarlos, sin embargo, en contexto general como bien narré en la introducción a la primera entrada de estas respuestas la verdad con error es el veneno más certero y reconozco que pese a que dice grandes verdades y aciertos en algunos momentos el veneno que introduce de manera subjetiva es tan certero para todos aquellos que ya traen problemas o buscan probar estas doctrinas. El libro “En defensa de la música” también sirven de base y apoyo para aquellos que según como lo advierte el Dr. Canale (en el ultimo sermón que escuche de él) “crean la suficiente oscuridad doctrinal dentro de nuestros campos teológicos para que el diablo aproveche de hacer campamento en estos lugares nebulosos que algunos quieren crear o crean al no escribir libros claros que muestren nuestra doctrina”. Quizás no ven hacia donde les dirige estas posturas pero después de 2 o 3 generaciones de teólogos y hermanos de iglesia los resultados tales son certeros y lo están siendo en este momento.

Comencemos:

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