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segundo

“LA VERDAD” El Centro de la Historia de la Iglesia de Dios (Parte 5) – La Experiencia de los 3 Angeles y el Lugar Santisimo

Esta seria la Quinta entrega de la serie de Estudios y Sermones que he tenido en la iglesia de San Martin Pleyades (de Iquique) tratando de delinear que la VERDAD no es un CONCEPTO sino que es la manifiestación del Espiritu Santo en el pueblo de Dios. Es una personificación y manifestación de Dios en su Iglesia y por tanto es una EXPERIENCIA que se a venido marcando atravez de la edades como un VIGILANTE silencioso o como dice Apocalipsis Cristo mismo paseandose en las iglesias (Apoc 1:13-20).

Para poder entender el mensaje de los 3 Angeles primero leamos un poco sobre el Espiritu que Reinaba en el movimiento Millerita:

AL PREDICAR la doctrina del segundo advenimiento, Guillermo Miller y sus colaboradores no tuvieron otro propósito que el de estimular a los hombres para que se preparasen para el juicio. Habían procurado despertar a los creyentes religiosos que hacían profesión de cristianismo y hacerles comprender la verdadera esperanza de la iglesia y la necesidad que tenían de una experiencia cristiana más profunda; trabajaron además para hacer sentir a los inconversos su deber de arrepentirse y de convertirse a Dios inmediatamente. “No trataron de convertir a los hombres a una secta ni a un partido religioso. De aquí que trabajasen entre todos los partidos y sectas, sin entremeterse en su organización ni disciplina.”

Como su obra tendía a la edificación de las iglesias, se la miró durante algún tiempo con simpatía. Pero cuando los ministros y los directores de aquéllas se declararon contra la doctrina del advenimiento y quisieron sofocar el nuevo movimiento, no sólo se opusieron a ella desde el púlpito, sino que además negaron a sus miembros el derecho de asistir a predicaciones sobre ella y hasta de hablar de sus esperanzas en las reuniones de edificación mutua en la iglesia. Así se vieron reducidos los creyentes a una situación crítica que les causaba perplejidad. Querían a sus iglesias y les repugnaba separarse de ellas; pero al ver que se anulaba el testimonio de la Palabra de Dios, y que se les negaba el derecho que tenían para investigar las profecías, sintieron que la lealtad hacia Dios les impedía someterse. No podían considerar como constituyendo la iglesia de Cristo a los que trataban de rechazar el testimonio de la Palabra de Dios, “columna y apoyo de la verdad.” De ahí que se sintiesen justificados para separarse de la que hasta entonces fuera su comunión religiosa. En el verano de 1844 cerca de cincuenta mil personas se separaron de las iglesias. (C.S.CAPÍTULO 22. Una Amonestación Rechazada).

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