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Islam: Libro adventista genera masivo interés

Dr. Borge Schantz.

Un nuevo libro escrito por un misiólogo Adventista del Séptimo Día, «El Islam en el Post 9 / 11 del mundo,» ha generado un enorme interés, tanto en su original danés versión del idioma y en una edición Inglés producida por la prensa Stanborough en Inglate

January 19, 2004 | Bjaeverskov, Denmark | Mark A. Kellner/ANN |

Un nuevo libro escrito por un misiólogo adventista, “Islam In the Post 9/11 World” (El Islam en el mundo posterior al 11 de septiembre), ha generado un interés masivo tanto en su versión original en danés como en la edición inglesa publicada por Stanborough Press de Inglaterra. En los Estados Unidos, el libro podrá ser adquirido en los Adventist Book Centers.

El autor del libro es el Dr. Borge Schantz, quien por siete años fue el director pionero del “Centro Adventista de Estudios Islámicos” de la iglesia mundial y misionero en las naciones musulmanas del Africa Occidental y el Medio Oriente durante 14 años. El libro tuvo tres ediciones en Dinamarca y pronto tendrá una segunda en inglés.

La obra fue escrita como una respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, llevados a cabo por el grupo terrorista Al Qaeda que adujo haberse inspirado en el Islam.

El Dr. Schantz, que obtuvo su doctorado en misiología del Fuller Theological Seminary en Pasadena, California, afirmó que quiere que sus lectores obtengan una comprensión clara de lo que es el Islam, y de lo que no es.

“No hay duda de que la mayor parte de los musulmanes de Europa y América son pacíficos y buenos ciudadanos. Desean tener una buena vida al igual que la mayoría de los cristianos”, dijo Schantz en una entrevista telefónica con ANN desde su hogar en Bjaeverskov, Dinamarca. “En su teología y dentro de su comprensión, sin embargo, existe la noción de que en todas las naciones debería prevalecer el Islam con la Sharía. Es una religión mundial como el cristianismo, y ellos quieren esparcir el Islam a todo el mundo.

“Sin embargo, su ambición mayor es lograr que se introduzca la Sharía como un código legal religioso en todas las naciones. De esta manera los musulmanes recibirían asistencia en su lucha contra las tentaciones y ayuda en su objetivo de entrar al paraíso”, añadió.

La ley de la Sharía deriva de diversas fuentes islámicas: el Corán y las tradiciones (Hadit) basadas en la vida de Mahoma, que son consideradas las más importantes. Las penas especificadas en la Sharía son probablemente las más rigurosas que existen en los sistemas legales. No sólo se prescribe la pena de muerte por adulterio o las amputaciones de las manos y pies por robo, sino que también se prescriben ejecuciones por apostasía del Islam. Si bien en las cortes islámicas existen muchas circunstancias que mitigan esto y consideran el perdón, tanto las leyes estrictas como sus crueles castigos todavía están en vigencia. Se consideran reglas de conducta que no pueden ser cambiadas ya que fueron instituidas por Alá más de 1.000 años atrás.

La lucha de una minoría de musulmanes occidentales por imponer los principios de la Sharía no solo está creando tensiones, sino una lucha cultural más abarcante, ya que puede compararse con una visita que en la casa de uno decide determinar cómo se debe manejar el hogar. Las razones, de acuerdo con Schantz, es que las leyes occidentales, a diferencia de las islámicas, están basadas en la tradición judeocristiana, y poseen un elevado respeto y consideración por la libertad personal.

“Un concepto interesante acerca del pecado y la salvación entre el cristianismo y el Islam es que los cristianos oran “No nos metas en tentación”. Enseñamos a nuestros hijos a evitar los lugares con tentaciones. En el Islam, las personas o cosas que producen tentaciones son destruidas o desterradas. Las mujeres se cubren, se ejecuta a las prostitutas, se destruyen los ídolos, y se prohíbe el alcohol, ciertas revistas y la carne de cerdo”, dijo Schantz. “En el Islam uno no dice ‘no nos metas en tentación”; uno no cree que el Espíritu Santo pueda dirigir la vida humana. Uno simplemente transforma las sociedades de tal manera que las tentaciones no existen. De esta manera se facilita la llegada de los musulmanes al paraíso”.

Esta perspectiva de la ley y el legalismo religiosos tiene su influencia sobre la comprensión islámica del pecado y el acceso al paraíso, dijo Schantz. En el Islam no existe un concepto real de pecado si lo comparamos con el pensamiento bíblico. Alá no puede ser afectado por el dolor o por ninguna acción humana, explicó Schantz. “La idea simplemente es: ‘Si te olvidaste de cumplir mis reglas, más te vale que comiences a hacerlo’. No existe un pedido real de perdón; uno se limita a regresar y a vivir de acuerdo con la Sharía y con las enseñanzas del Corán”.

Y agrega Schantz: “En una interesante conversación con un distinguido profesor de Islam en una universidad de la India, se me explicó que si bien el Islam es una religión legalista donde la obediencia es la condición para la vida eterna, no existe la garantía del paraíso. Si una persona pudiera ganar el paraíso por obras, estaría manipulando a Alá. Y eso no es posible. Esto le da un significado especial a la expresión árabe ‘shaalá’, que significa ‘si Dios quiere’”.

Al preguntársele de que manera deberían responder los cristianos a la presencia de musulmanes en su comunidad, Schantz enfatizó el pragmatismo, el respeto, y el evangelismo moderado. “Deberíamos ser justos con los musulmanes”, dijo. “Tenemos la inclinación de comparar el cristianismo o el adventismo ideal con la forma que tienen los musulmanes de practicar la religión. Por su parte, los musulmanes comparan el Islam ideal con nuestra forma de vivir. A nivel popular, vemos que no existe una diferencia real entre la gente de todas las religiones: todos engañan, mienten, roban, cometen adulterio, etc. Pero si uno compara ideales, es posible el diálogo pacífico. Al comienzo, se deben enfatizar los pocos puntos de similitud. Entonces, luego de establecer una relación significativa, es posible ocuparse de los temas cruciales en los que existen diferencias.

“Lo que quiero decir a mis hermanos y hermanas cristianas es que el prejuicio contra una persona por causa de su color de piel, raza, sexo, idioma y religión no pertenece al cristianismo. La cacería de brujas contra musulmanes individuales debido a hechos cometidos en nombre del Islam no tiene sentido. Sin embargo, la testificación y el intento de convencer [a otros] acerca de enseñanzas falsas y peligrosas y acerca de lo que uno cree que es la verdad divina representa un deber cristiano. El evangelismo no es un crimen motivado por el odio”, concluyó.

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