El diario italiano «La Repubblica» ha publicado una breve entrevista al Papa Francisco sobre cuestiones como la pobreza, el comunismo o la emigración.
Para contextualizar las palabras del Papa al periodista italiano Eugenio Scalfari, hay que recordar que en el pasado, en al menos en dos ocasiones la oficina de prensa de Vaticano ha tenido que matizar las «reconstrucciones» que Scalfari publicaba de sus conversaciones con el Papa.
En aquellas ocasiones el prestigioso fundador del diario La Repubblica respondía que para dar cuenta del diálogo no había usado la grabadora, sino sólo sus notas personales.
En este caso, la reconstrucción de la conversación ha sido recogida por el diario vaticano «L’Osservatore Romano». Se trata de un diálogo que mantuvieron horas antes de las elecciones de EEUU.
El Papa, interrogado sobre Donald Trump, habría respondido que «no juzga a los políticos», pero que le interesan «los sufrimientos que su modo de actuar causa a los pobres y a los excluidos».
«Lo que queremos es luchar contra las desigualdades, el mayor mal que existe en el mundo», asegura el Papa. «Las provoca el dinero, que está contra las medidas para equilibrar el bienestar y favorecer la igualdad», explica.
El periodista le hace notar que también el socialismo de Marx y el comunismo querían construir una sociedad caracterizada por la igualdad. «¿Usted también se refiere a una sociedad de tipo marxista?», le pregunta Scalfari. «Si acaso son los comunistas quienes piensan como los cristianos», responde el Papa. «Cristo ha hablado de una sociedad en la que decidan los pobres, los débiles y los excluidos. Para obtener igualdad y libertad debemos ayudar al pueblo, a los pobres con fe en Dios o sin ella, y no a los demagogos o a los barrabás», añade.
Scalfari concluye diciéndole que en su opinión el Papa tiene muchos adversarios en la Iglesia. «No los llamaría adversarios», responde Francisco. «La fe nos unifica a todos. Naturalmente, cada individuo ve las cosas de un modo diferente; el cuadro es objetivamente el mismo, pero subjetivamente diferente», habría concluido.
Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía gran poder, y la tierra fue iluminada con su gloria. Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad.
Apocalipsis 18:1-4
Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas;