“La misma ley será para el natural, y para el extranjero que peregrinare entre vosotros.”
Exodo 12:49 RVG
Este principio fundador de las sociedades modernas iluminadas ha existido desde sus mismas fundaciones, pero muchos se equivocan al sondear desde donde viene este principio y creen que es un legado del humanismo.
Pero ciertamente la igualdad de “TODOS LOS HOMBRES” y su trato igual frente a la ley es el legado de la biblia y el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Vemos ya en tiempos patriarcales al tierno Abraham recibiendo a extranjeros como si fueran familia, postrando en tierra para rogarles recibir el servicio de alimento y lavando sus pies. Ese mismo Dios que adoraba Abraham le dijo: EN TI SERAN BENDITAS TODAS LAS NACIONES. Sin distinción de sexo, tribu o lengua.
El legado de la ley que conducía a Abraham fue llevado por Isaac y Jacob ya que el mismo testimonio es dicho “Yo sé que mandará a sus hijos y su casa después de si, que guarden mis caminos”.
Fue este mismo Abraham el que renunció del botín de guerra que para entonces era derecho tomar y no tomo nada de ellos. Dejando asombrados a los reyes de canaan que tal hombre adoraba a un Dios superior y contaba con su bendición.
Ese mismo Dios entrego ley a Moisés posteriormente y vemos en cada capítulo la igualdad de los deberes del hombre para con Dios y su prójimo.
Cada hijo de hombre debía respetar la ley:
“Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás su ordenanza, y sus estatutos y sus derechos y sus mandamientos, todos los días.”
Deuteronomio 11:1 RVG
“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo; mas amarás a tu prójimo como a ti mismo: Yo Jehová.”
Levítico 19:18 RVG
Estos dos principios estructuraban la ley de Moisés y en ella misma vemos la igualdad de la ley:
“Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que peregrinare entre vosotros; y lo amarás como a ti mismo; porque peregrinos fuisteis en la tierra de Egipto: Yo Jehová vuestro Dios.”
Levítico 19:34 RVG
El mismo legislador de Israel puso los cimientos de la igualdad ante la ley, sus principios eran la reciprocidad del amor entre los hombres y de estos a Dios. El lector puede preguntar ¿hasta donde llegaba la igualdad de la ley de Dios? La misma ley de Dios en el decálogo nos muestra la profundidad de este principio en el corazón de la misma ley en dónde se centraba todo el sistema de culto a Dios:
“Te acordarás del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; pero el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová el cielo y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día sábado y lo santificó.”
Exodo 20:8-11 RVG
En el mismo sábado se establece que el Reposo de Dios en el Edén fue entregado al hombre, para que esté recibiera el gozo de estar con Dios. Y por ello establece que los hijos e hijas, siervos, los animales y los extranjeros tenían el derecho de guardar el sábado. Sin distinción de clase, es decir igualdad de la ley.
El mismo legislador había hablado en el monte sinaí y el mismo legislador hablo en el monte de Galilea para enseñarles cómo habían de aplicar la ley de Moisés.
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.”
Mateo 5:17 RVG
Así como Abrahám brillo en su trato con los demás sus discípulos debían brillar al tratar a los demás y así cumplir la ley de Dios.
“Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo.”
Mateo 5:14-16 RVG
Aquí vemos dos invitaciones:
La primera y clara es la de amar al prójimo como a parte de nosotros. Cuánto mal en el mundo podría ser extinguido con este solo mandato.
Una parte del mundo genera controversia y descontrol por las necesidades que no son suplidas y son atormentados y llevados por la tentación hacia el odio y la ira a las clases más beneficiadas que han olvidado el mandato de Dios.
La segunda es a no romper el derecho y tratar a todos los hombres de manera justa, imparcial ante las demandas de la ley.
En Jesús vemos que brillar para otros no significa venir a romper la ley. Sino que cumpliendo la ley era luz al mundo.
¿Hay alguna ley humana que prohíba la donación a los pobres? ¿Hay alguna ley que te prohiba ayudar a otro? Jesús estando bajo el yugo de Roma no estuvo imposibilitado de hacer el bien.
Cabe señalar y resaltar que estuvo más impedido de hacer el bien por la tradición religiosa humana que por la ley Romana. Pues era la tradición de los hombres la que había enseñado que habían de ser tratados de manera desigual. Era la ley humana la que crea division de clases sociales. Y son estas leyes de carácter humano que dividan y rebajen al hombre o impidan la obediencia de la conciencia a Dios las que no estamos llamados a obedecer puesto “es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres”.
En resúmen la igualdad ante la ley es el legado de Dios al hombre tan ciertamente como el amor es el legado de Dios a la raza caída a fin de ser redimidos y vueltos a su dignidad original “SER LA IMAGEN DE DIOS”.
Cómo Cristianos debemos tener en claro esto, ya que estaremos siempre tentados a participar del espíritu humano exclusivista y de identidades (identitarismos y clasismos). Así como los judíos cayeron en la trampa en su sociedad y fueron divididos por clases y nacionalidades creyendo que servían a Dios, podemos ser arrastrados nosotros también.
La única Salvaguarda es la ley de Dios tal y como la practicó Jesús y la enseñó.
Gerik Zambrano