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UNA RESPUESTA A LA SOLICITUD DE LA DIVISION NORTEAMERICANA en 1995 Utrech

Dr. P. Gerhard Damsteegt
NOTA: El siguiente es un resumen de la presentación hecha por el doctor P. Gerhard Damsteegt, catedrático del Seminario Teológico Adventista de la Universidad Andrews a los delegados presentes en el Congreso de la Asociación General en Utrecht, respondiendo a la solicitud de la División Norteamericana, de conceder a cada división la facultad de decidir por si misma, el ordenar a individuos al ministerio evangélico por la imposición de las manos, independientemente del sexo,donde las condiciones así lo permitiesen. El doctor Damsteegt presentó su posición bajo los siguientes enunciados:
1. Yo apoyo decididamente la participación de las mujeres en la obra de Dios.
  • Las mujeres poseen dones singulares y necesarios para terminar la obra.
  • En el pasado, las mujeres han hecho una obra excelente, por eso las necesitamos hoy mismo.
  • Ellas pueden alcanza a gente que los hombres nunca alcanzarían.Por lo tanto, debemos desarrollar nuevas estrategias para lograr que las mujeres participen en la obra de Dios.
2. Simpatizo profundamente con la División Norteamericana y el dilema que confronta.
¿Cuál es el dilema que la iglesia confronta? El dilema que la Iglesia confronta, es el siguiente:

  • El concilio anual de la Asociación General en 1989 votó que: Las mujeres ordenadas como ancianas, pueden desempeñar todas las funciones de un pastor ordenado; sinembargo, no pueden ser ordenadas al ministerio.
  • Resultado: Una situación infeliz y contradictoria, pues a nadie agrada esta solución. Algunos acusan a la iglesia de injusta, discriminante y de falta de equidad. Algunos hasta amenazan de ordenar a las mujeres con o sin el permiso de la iglesia.
3. Cómo resolver este problema y preservar la unidad de la iglesia.
El presidente de la División Norteamericana presenta dos opciones para resolver este dilema:
  • Situarnos en el pasado y reconocer que fue un error comenzar a ordenar a las mujeres como ancianas de iglesia.
  • Solicitar la plena ordenación de las mujeres al ministerio evangélico y no como ancianas.

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