Fallo de la Suprema permitiría a mineras la extracción indiscriminada de agua
Un pronunciamiento del máximo tribunal del país podría ser la base legal que permita a las grandes mineras utilizar fuentes de agua sin control, incluso hasta su agotamiento, evadiendo los altos costos que pagan por ella.
La Corte Suprema estimó legal que una minera no pague para extraer el recurso desde las napas subterráneas que se encuentren en el terreno concesionado, pues sólo se estarían “explorando” los minerales que tendría el agua.
El fallo del pasado 2 de abril benefició a la Sociedad Legal Minera NX Uno de Peine, relacionada a Francisco Javier Errázuriz, que había sido denunciada por la Dirección General de Aguas por no tener autorización.
El máximo tribunal explicó que las labores de sondaje y bombeo que motivaron la denuncia fueron autorizadas por la concesión de exploración (artículo 53 del Código de Minería), por lo que no requieren autorización de la Dirección de Aguas, como indica el artículo 58 del Código de Aguas, pues no constituye una explotación del recurso.
Se trata de una situación delicada para el uso regulado del agua en minería, la agricultura y el consumo humano, pues los intereses económicos en juego son gigantescos, según datos publicados por el Diario Financiero.
Tan vital es el recurso para la minería sólo mencionar que un litro por segundo de agua llega a costar 150.000 dólares a empresas que necesitan utilizar hasta 600 litros por segundo.
fuente: http://www.biobiochile.cl/2013/04/22/fallo-de-la-suprema-permitiria-a-mineras-la-extraccion-indiscriminada-de-agua.shtml
Esto es de GRABE preocupación para los nortinos y para TODOS LOS CHILENOS puesto este fallo a favor de las mineras nos advierten que las leyes de consecución de agua están muy mal hechas y también que el poder judicial solo se remite a interpretaciones de leyes que el poder legislativo no pueda aclarar.
“LA VERDAD” El Centro de la Historia de la Iglesia de Dios (Parte 4) – El Poder del Movimiento de 1840
Es difícil poder narrar este punto sin que usted mi estimado lector pueda concluir a través de mis palabras que yo creo fervientemente en lo que aquí escribo. Es fácil examinar los anteriores capítulos mostrando simplemente la información y la historicidad de lo que aconteció. Sin embargo lo que vamos a ver en este capitulo es el CENTRO de la creencia del ¨Pueblo que guarda los mandamientos de Dios y Tiene la FE de Jesús” (Apoc 14:12)
Para los que han escuchado los temas en la iglesia deben darse cuenta que en la iglesia comparto no en ORDEN temático sino como creo que edifica más a la concurrencia. Por tanto para los estudiantes más profundos de los que me ollen les servirá para completar el panorama completo del ciclo los estudios que acá coloco.
Hoy les hablare de lo que creó, mantuvo y le dió fuerza al movimiento de 1840. Y para esto es imposible no comenzar por Guillermo Miller y el movimiento millerita. Leamos Daniel 8:11-14 :
11 Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.
12 Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó.
13 Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?
14 Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.
UN AGRICULTOR íntegro y de corazón recto, que había llegado a dudar de la autoridad divina de las Santas Escrituras, pero que deseaba sinceramente conocer la verdad, fue el hombre especialmente escogido por Dios para dar principio a la proclamación de la segunda venida de Cristo. Como otros muchos reformadores. Guillermo Miller había batallado con la pobreza en su juventud, y así había aprendido grandes lecciones de energía y abnegación. Los miembros de la familia de que descendía se habían distinguido por un espíritu independiente y amante de la libertad, por su capacidad de resistencia y ardiente patriotismo; y estos rasgos sobresalían también en el carácter de Guillermo. Su padre fue capitán en la guerra de la independencia norteamericana, y a los sacrificios que hizo durante las luchas de aquella época tempestuosa pueden achacarse las circunstancias apremiantes que rodearon la juventud de Miller.
Poseía una robusta constitución, y ya desde su niñez dio pruebas de una inteligencia poco común, que se fue acentuando con la edad. Su espíritu era activo y bien desarrollado, y ardiente su sed de saber. Aunque no gozara de las ventajas de una instrucción académica, su amor al estudio y el hábito de reflexionar cuidadosamente, junto con su agudo criterio, hacían de cl un hombre de sano juicio y de vasta comprensión. Su carácter moral era irreprochable, y gozaba de envidiable reputación, siendo generalmente estimado por su integridad, su frugalidad y su benevolencia.A fuerza de energía y aplicación no tardó en adquirir bienestar, si bien conservó siempre sus hábitos de estudio. Desempeñó con éxito varios cargos civiles y militares, y el camino hacia la riqueza y los honores parecía estarle ampliamente abierto. Su madre era mujer de verdadera piedad, de modo que durante su infancia estuvo sujeto a influencias religiosas. Sin embargo, siendo aún niño tuvo trato con deístas, cuya influencia fue reforzada por el hecho de que la mayoría de ellos eran buenos ciudadanos y hombres de disposiciones humanitarias y benévolas. Viviendo como vivían en medio de instituciones cristianas, sus caracteres habían sido modelados hasta cierto punto por el medio ambiente. Debían a la Biblia las cualidades que les granjeaban respeto y confianza; y no obstante, tan hermosas dotes se habían malogrado hasta ejercer influencia contra la Palabra de Dios. Al rozarse con esos hombres Miller llegó a adoptar sus opiniones. Las interpretaciones corrientes de las Sagradas Escrituras presentaban dificultades que le parecían insuperables; pero como, al paso que sus nuevas creencias le hacían rechazar la Biblia no le ofrecían nada mejor con que substituirla, distaba mucho de estar satisfecho. Sin embargo conservó esas ideas cerca de doce años. Pero a la edad de treinta y cuatro, el Espíritu Santo obró en su corazón y le hizo sentir su condición de pecador. No hallaba en su creencia anterior seguridad alguna de dicha para más allá de la tumba. El porvenir se le presentaba sombrío y tétrico. Refiriéndose años después a los sentimientos que le embargaban en aquel entonces, dijo:
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